jueves, 28 de febrero de 2013

Tiempo para mí

Se está bien en el bosque, de noche.
De noche en un bosque.
Siento las hojas bajo mis pies,
sólo escucho el viento y discretos aleteos de los pequeños pájaros que resisten mientras anochece.
Estoy sola. Aquí el tiempo se para.
Puedo pensar en lo que quiera.
Cosas aleatorias.
Pienso que la gente está estropeada.
Ya no se secan las lágrimas de la gente, lo más parecido es leerlas en una pantalla.
Ya no sabemos hablar. No sabemos expresarnos.
Una gotita roza mi mejilla.
Las sombras empiezan a abrazarme.
Cada vez hay menos pájaros.
Pienso que en el olvido. El olvido hace magia.
La esencia de las cosas que tienen oportunidad de estar vivas en nuestra mente se esfuma con el olvido.
Y desaparece.
Incluso las palabras que escribimos mueren.
Admiro al que ve vida donde sólo quedan cenizas.
Está todo oscuro a mi alrededor.
Las hojas me arropan.
El viento me susurra en el oído.
Es acogedor.
Me siento junto a un árbol.
Mis párpados cada vez son más torpes.
Silencio.
Y nada más.