sábado, 1 de octubre de 2011

Cuento infinito

Lo bonito duele
casi siempre, casi.
Recuerdo aquella chica.
Entró en una habitación oscura,
encontró una rueca, 
y con ella se pinchó.
Derramó una gotita de sangre,
y cayó al suelo inconsciente,
inconsciente hasta... bueno,
hasta que llegó él.
Cambiemos el final.
Ambos están sentados, leyendo.
Ella lee una revista de decoración de interiores.
Él, en cambio, lee lo que yo escribo.
Exactamente

con este mismo y extraño final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario