lunes, 27 de agosto de 2012

Intuyo, imagino

Damas y caballeros, pasen y vean.
Vacío. Un vacío lleno de almas.
Almas de colores invisibles,
que vagan por el mundo de los vivos.
Son sociables y observan.
Te cuentan su vida anterior y presente mientras tú desayunas.
Se sientan contigo en la mesa y te miran. Sólo te miran.
Se acercan a ti, estudiando cada poro de tu rostro,
mientras tú sigues mirando esas curiosas formas que ha dejado la espumita en tu café.
Saben que no los vemos.
No pueden mantener contacto con nosotros, excepto por una cosa.
Es lo único que los mantiene cerca de nosotros:
sus manos.
Sus manos siguen vivas.
Pueden tocar, tocarnos, mover cosas de sitio, incluso pintar un cuadro; si así lo desean.
Pero eso no lo sabemos.
Sus manos no son invisibles,
son únicamente transparentes, reflejan algo de luz, si nos fijamos.
Pero eso no lo sabemos.
"Somos aquellos reflejos transparentes que se mueven en tu ojo cuando miras fijamente al cielo"
Cuando van a salir a pasear, sus manos están atadas,
de la misma manera que nosotros nos vestimos para salir a la calle.
De alguna forma habrá que entenderlo.
Es para no cambiar la realidad,
nuestra realidad.

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